8/11/09

Día 14 Yamdrok-Tso


Yamdrok-Tso donde el cielo se une con la tierra y ambos se convierten en agua

26 de Septiembre.

Hoy no tocaba madrugar ya que habíamos quedado a las 9:30 para ir al lago
Yamdrok-Tso, el cual se encuentra a un par de horas de Lhasa.
El desayuno de hoy era dinamita. Pedazo de hamburguesa con fiambre típica del lugar,
(que aprenda McDonalds) yogurt kingside, frutas y como no Té con leche que me esta empezando a gustar mas que el café.
El camino hacia el lago, discurre a la vera del rió Lhasa, el cual en ocasiones es ancho y se bifurca en varios cauces. Precioso escenario rodeado de montañas y con un agua en ciertas zonas del trayecto de color ligeramente turquesa.


El lago se encuentra a una altitud de 4788 metros, por lo que el acceso a el, se hace mediante un puerto de montaña llamado Kampala, con una, aunque bastante bien asfaltada, sinuoso carretera por la que ascienden campesinos en sus tractores, pastores, algún minibús de turistas y varios 4x4.
Las vistas del puerto Kampala son espectaculares y es cuando culminas la cima cuando te quedas petrificado.
Habíamos visto imágenes del lago y siempre dijimos que se habían pasado dos pueblos con el photoshop, pues bien, como explico yo ahora que las fotos que hemos realizado están sin retocar y que es tal cual se ven.


El azul turquesa que emana de las aguas del lago es algo indescriptible. El día soleado, con alguna nube que hacia sombra y si cabe mas bonito en ocasiones el paisaje sobre el lago, no dejaba indiferente a nadie.
Al fondo Nojin Kangtsan de 7200 metros le dan una belleza al conjunto divina.


En el entorno y sobre el, se ve y respira pureza absoluta. El lago es sagrado por lo que no se ve transito de lanchas o barcos sobre el.
Además, otra cosa peculiar es que no hay puestos de souvenirs y no veas lo que se agradece. Tan solo un campesino con un Yak y otro con un perro típico de la zona, tipo mastín ofrecían al viajero posar con ellos por un módico precio.


Fuimos parando en varios puntos del lago todos con vistas distintas unos de otros y a cual mas espectacular.
Al regreso a Lhasa, tres controles militares que acojonaban en principio, pero que ahora ya casi somos hasta colegas y los vemos como habituales, hacen que nuestra guía tenga que mostrar los permisos y los pasaportes.
Última vista por la tarde noche al centro de Lhasa y dejar ese buen recuerdo en nuestra mente que seguro no se borrara nunca de ella.
Sin ninguna duda, Tibet marca al viajero, es diferente, atípica y sobre todo muy especial.
Quien la visita nunca la podrá quitar de la cabeza.

Proverbio Tibetano de Roci para hoy y referente a los controles militares.

NUBE QUE TRUENA MUCHO, NO DA LLUVIA. (Mucho ruido y pocas nueces)